ÁNGELES SOMOS

La práctica de Ángeles Somos, con sus múltiples aristas significantes, nos remite a formas muy antiguas de re-memorar a los niños difuntos. En su trayecto de etnogénesis, consolidación y expansión a transitado por varias transformaciones y mestizaciones. Sin pretender un discurso acabado y cerrado exploramos algunas de las variables que constituyen esta compleja manifestación de la memoria funeraria vinculada a los angelitos o niños difuntos.

En esta ocasión hemos seleccionado como población de interacción a la localidad de Villa Olirari, provincia de Corrientes, Argentina. Luego de un largo proceso de observación con diversos grados de participación, entrevistas y vivencias podemos dar cuenta de algunos de los componentes de esta manifestación en sus dos formas escénicas: serenata nocturna y caminata diurna.

Desde una propuesta que denominamos antropo-semiótica abarcamos un amplio arco de significaciones y sentidos que nos ha permito comprender –de forma creativa- la complejidad de estas formas de re-memorar; del mismo modo que acercarnos a la representación regionalizada del angelito; aquí en claves locales de marcada “correntinidad”.

Ángeles Somos, en el siglo XXI, forma parte de la memoria y el patrimonio funerario de la Provincia de Corrientes y adquiere diversos matices según la localidad y zona de la provincia donde se desarrolla. Como patrimonio y memoria condensa las historias familiares, las narrativas, los recetarios, oraciones, formas de ser, sentir y entender el mundo que sólo pueden ser comprendidas de la mano de la co-vivencia experiencial. Al mismo tiempo, como terapéutica, permite la reconciliación con el dolor y la experimentación relativa de los duelos ante la muerte de los niños.

Estas situaciones que nos han permitido concluir que Ángeles Somos resulta de una elevada complejidad cualitativa y dialógica relacional entre los vivos y los muertos.